«Cuando me retire quiero asegurarme que digan: nadie podía pararle ni ofensiva ni defensivamente. Me gustaría pensar que soy un puto monstruo». Joel Embiid (Camerún, 1994) es el nuevo jugador más valioso de la temporada en la NBA, según anunció la liga profesional de baloncesto estadounidense. El pívot de los Philadelphia 76ers, seis veces All-Star, criticó hace días en ‘The Athletic’ no haber logrado aún el preciado galardón de MVP: «No hago las reglas, no elijo el criterio que ellos usan, así que va realmente sobre las preferencias de la gente. Y no me importa, pero cada año es algo». El líder de unos Sixers que han acabado en la tercera posición de la Conferencia Este y que estado ausente en el primer duelo de las semifinales ante Celtics ha sumado 33,1 puntos por partido durante la temporada regular, siendo el máximo anotador por segunda temporada consecutiva, algo que no lograba un pívot desde Bob McAdoo en 1976. Con sus 2.13 metros de altura y 127 kilos de peso domina esta estadística tan importante en la mejor liga de baloncesto del mundo y gana el premio a mejor jugador por primera vez en su carrera, por delante de Nikola Jokic, serbio, y Giannis Antetokoumpo, griego. El africano es el séptimo jugador no estadounidense que recibe la distinción a lo largo de la historia. «Pasé por muchas cosas, y no hablo solo de baloncesto, sino de vida, por mi historia, de dónde vengo, lo que me costó llegar aquí. Es fantástico… Quiero que la gente se acuerde de que todo es posible. Empecé a jugar con 16 años y es complicado. Tomó mucho trabajo y mucha suerte. Todo es posible, hay que tener fe», explicó el jugador nacido en Yaundé y que narró hace unos años en un artículo que aprendió a lanzar triples a canasta con un tutorial de gente al azar en Youtube. «Apenas sabía nada de la NBA porque nunca pude verla en Camerún. Y no me refiero a que éramos demasiado pobres y no teníamos televisión. Mi madre era muy, muy estricta con la escuela. Nunca podía quedarme despierto para ver los partidos. Ya cuando me hice mayor me volví un poco más rebelde y me escapaba de la casa para jugar», explicó el jugador de 29 años que empezó a jugar a los 16 durante el verano de 2011 gracias a la casualidad: Luc Mbah a Moute, jugador camerunés de la NBA, organizó un campus en su misma ciudad para captar nuevo talento y le convenció para viajar a Estados Unidos. Estuvo a punto de abandonar a las primeras de cambio, como recordó años más tarde en un documental sobre su vida producido por ESPN, pero cambió su mentalidad, mejoró la técnica y sus cualidades brotaron. Unos meses después fichó por The Rock School, colegio al que llevó a ganar el campeonato estatal gracias a su clara mejora en el juego, y un año más tarde recaló en la Universidad de Kansas, donde sus promedios comenzaron a llamar clamente a las puertas de la NBA. Aunque los problemas físicos no le han permitido aún disputar una temporada regular al completo desde su llegada Philadelphia, el jugador que fue descartado por Cleveland Cavaliers en el Draft de 2014, ha ido mejorando campaña tras campaña para consolidarse en la élite y estar en los últimos años siempre en la quiniela de los MVP de la temporada regular. Desde que en 2018 jugó el partido de las estrellas, el jugador que presume de ser seguidor del Real Madrid en las redes sociales, ha sido seleccionado cada año para esa cita, siempre como titular. Esta temporada, el pívot africano también ha sumado 10,2 rebotes y ha encestado un 54,8% de sus tiros de campo, la mejor marca de su carrera. Es el tercer jugador en la historia de la NBA que promedia al menos 33 puntos y 10 rebotes con un 54% de acierto. Ha superado los 50 puntos en tres partidos y los 40, en trece encuentros. Ahora, tras alcanzar el éxito individual está más centrado que nunca en el colectivo: «Estoy mentalizado en eso. Lo que importa es ganar, ganar y ganar, y la única forma de ganarme el respeto es un anillo de la NBA».