Bajo el lema ‘Hay que terminar el trabajo’, el presidente Joe Biden anunció esta semana su campaña de reelección en 2024 para dirigir Estados Unidos en un segundo mandato. Su argumento: la democracia está todavía «profundamente amenazada» en el país. Con el mandatario oficialmente en la contienda, todo apunta a día de hoy a una reedición del enfrentamiento con el expresidente Donald Trump que tuvo lugar en 2020. El anuncio se hizo a través de un video por televisión que comienza con las impactantes imágenes del asalto al Capitolio por parte de una masa de partidarios de Trump el 6 de enero de 2021. El relato pasa después a exponer los intentos del extremismo republicano contra las libertades fundamentales del país: recortes en el Seguro Social (la pensión de jubilación); menos impuestos para los muy ricos; la restricción del derecho de las mujeres al aborto; la prohibición de libros y de los derechos gays, así como las limitaciones al voto de las minorías. Noticia Relacionada estandar Si Biden no se atreve ni a pronunciar su edad Mercedes Gallego El octogenario presidente se plantea una campaña silenciosa con pocos mítines en la que su segunda y posible sucesora recorra el país El presidente acaba el relato con la siguiente declaración: «Cuando me presenté para presidente hace cuatro años, dije que estábamos en una batalla por el alma del país. Y todavía lo estamos». Aunque resulte fácil obviarlo, el gran logro de Biden ha sido probablemente el de reestablecer la normalidad en el Gobierno y la vida civil en general. El extremismo antidemocrático aún es un fenómeno rampante en el país -resultado de cuatro años de descenso en el caos y la agitación del anterior inquilino de la Casa Blanca-, pero en la vida diaria se nota un alivio del nivel de ansiedad. Con todo, los números de popularidad de Biden no son particularmente destacables. El presidente mantiene un índice de desaprobación alto (53,3%), y el nivel de aprobación está nueve puntos por debajo (42,5%) y continúa siendo moderado. Y aunque ha mejorado algo desde finales de julio, el desafecto de los ciudadanos resulta similar al de otros presidentes que no lograron ser reelegidos. A la Administración le gusta invocar su historial de creación de empleo -doce millones de puestos-, la reducción del paro a niveles históricos, la confirmación de la primera jueza afroamericana a la Corte Suprema, Ketanji Brown Jackson, y el récord de suscripciones al seguro médico federal subsidiado del Obama Care. Aunque menos visibles y a pesar de sus limitaciones, leyes sobre la protección federal del matrimonio gay, de seguridad sobre las armas o de reducción de los precios de los medicamentos para los ancianos -caso de la insulina-, que se había incrementado en exceso obligando a muchos a buscar suministros en Canadá, han supuesto un considerable avance con un impacto real en la vida de la población estadounidense. La inflación sigue Pese a su envergadura, el Plan de Rescate no es uno de los mensajes elegidos por los demócratas Proyectos petrolíferos Algunos de sus acuerdos desilusionan al electorado joven y le desacreditan como el presidente «del cambio climático» ¿Primarias? Los sondeos destacan que es el único aspirante con capacidad de ganar Condicionado por su frágil mayoría en el Congreso, el Gobierno ha logrado en solo dos años pasar tres importantes proyectos legislativos de considerables consecuencias: la Ley de Reducción de la Inflación centrada en el impulso de la energía limpia; la Ley de Inversión en Infraestructura y Empleos, con importantes proyectos de renovación de obra pública; y la Ley CHIPS, que impulsa la fabricación de alta tecnología. Pero la ley de la que no se habla suficientemente es el Plan de Rescate de 2.000 millones de marzo de 2021. Una legislación de tono rooseveliano, que probablemente sea el momento liberal más ambicioso de Biden, dirigido a sacar al país de la catástrofe económica y de salud causada por la pandemia. No lo bastante publicitada, esta ley marcaba la expansión radical de los programas sociales, como el subsidio de desempleo o los créditos fiscales por hijos, además de canalizar cientos de miles de millones de dólares en subvenciones a los gobiernos estatales y locales para la financiación de proyectos por todo el país. Resulta significativo que a pesar de su envergadura y los resultados cosechados en estos años el Plan de Rescate no parece ser parte del mensaje público de los demócratas. La discreción obedece a los miedos de la Administración sobre la persistente inflación, consciente de la todavía precaria preeminencia legislativa que tiene en el Congreso. La importancia de convencer a las islas del Pacífico Sur El presidente de Estados Unidos llegará el 22 de mayo a Papúa Nueva Guinea para reunirse con los 18 líderes de las islas del Pacifico Sur en un foro al que asistirán además los primeros ministros de Australia y Nueva Zelanda. La ocasión será histórica, ya que es la primera vez en que un presidente estadounidense en activo visite el país en más de un siglo. La intención de Biden pasa por estrechar lazos diplomáticos y posiblemente económicos con las pequeñas naciones dispersas en esta región del océano, que han cobrado un inesperado valor en el choque entre EE UU y China. De hecho, la Casa Blanca quiere atraerse a estas islas que, si bien antes ocupaban un espacio diplomático, marginal, ahora han cobrado un alto protagonismo estratégico para las dos potencias en el control del Pacífico. Por otra parte, Biden ha defraudado en su política de inmigración. Las recientes subastas de aguas federales a la industria de extracción en el Golfo de México, así como la aprobación de un proyecto petrolífero en Alaska, han desilusionado además al electorado joven y le desacreditan considerablemente como el presidente «del cambio climático» que pretende ser. La cuestión generacional En política exterior, el líder demócrata y su equipo han aportado una renovada seriedad en el campo internacional, del que EE UU estuvo ausente en la era Trump. En solo dos años en el cargo, Biden ha dirigido una de las fases de cambio en el reordenamiento mundial más intensa de las últimas décadas. A pesar de errores como la desastrosa salida de Afganistán en 2021 o la falta de acuerdos de expansión comercial, su Administración ha ampliado nuevas alianzas -la militar AUKUS, con Australia y el Reino Unido- y consolidado las viejas, además de reincorporar al país a los esfuerzos globales sobre política climática y otros temas de cooperación. Gran parte de este esfuerzo ha estado dirigido hacia Ucrania. Biden se ha concentrado en lograr que Washington lidere el frente masivo para frenar a Rusia en la guerra más aterradora de Europa desde 1945, así como a consolidar un bloque de alianzas para contener el creciente dominio comercial de China y su agresividad militar en el Indo-Pacífico. Pero todo tiene sus riesgos. Aunque mantiene canales de comunicación con el Kremlin para enviar advertencias sobre las repercusiones de un posible uso de armas nucleares tácticas, la relación entre Estados Unidos y Rusia es, por lo demás, inestable e impredecible. Noticia Relacionada estandar Si Biden dará a Trump la oportunidad de una revancha Mercedes Gallego La nieta del sindicalista César Chávez dirigiría la campaña de reelección mientras dimite la principal asesora de interior, Susan Rice La avanzada edad de Biden, que a sus 80 años es ya el presidente de más edad en la historia del país, produce cierta incertidumbre dentro y fuera del partido. Si es reelegido tendrá 86 años al final de su segundo mandato, casi nueve años más que Ronald Reagan cuando dejó la Casa Blanca en 1989. Tras presentarse en su primera candidatura como un ‘presidente puente’ a otra generación, muchos demócratas esperaban que Biden cedería a un candidato más joven en esta ocasión. Pero a pesar de una vitalidad limitada, Biden siempre ha mantenido que volvería a postularse. La falta de otro candidato demócrata con capacidad de ganar una elección nacional le convierten en la única opción viable. No obstante, y pese a la tradición de no desafiar a compañeros de partido ya en el cargo, dos demócratas han anunciado su apuesta a la presidencia: Robert F. Kennedy Jr., hijo del icónico senador asesinado, y estos días imbuido en el mundo de la conspiración de los antivacunas; y Marianne Williamson, la autora de libros de autoayuda cuya campaña de 2020 fracasó antes de que se emitieran los primeros votos. Ninguno sobrevivirá a los primeros meses de campaña. Un mandato muy agitado Evacuación de Kabul. | Los asaltantes toman los pasillos del Capitolio. | Zelenski, con Biden. AFP y EFE Afganistán Posiblemente, el mayor lastre de Joe Biden en política internacional lleve el nombre de Afganistán. La súbita retirada de las tropas estadounidenses en agosto de 2021 facilitó su reconquista por los talibanes, que alcanzaron en días Kabul y tomaron el control del país. Las imágenes de los aviones de rescate internacionales despegando en una caótica evacuación fueron demoledoras para el presidente. Capitolio Nunca un presidente de EE UU en la historia contemporánea se ha enfrentado a una convulsión como la del 6 de enero de 2021 cuando una turba extremista asaltó el Capitolio para protestar por la derrota de Donald Trump. Biden ha debido realizar un fino equilibrio para reducir la resaca de aquellos hechos traumáticos en la conciencia de EE UU. Ha rebajado la tensión social al tiempo que alentado las investigaciones sobre la rebelión. Su idea de que la democracia todavía «está en peligro» le motiva para volver a competir contra el magnate republicano. Covid. Otro reto ha sido tratar de mitigar la crisis económica de la pandemia, que sigue vigente, y acelerar las campañas sanitarias en favor de la mascarilla o la vacunación que los republicanos convirtieron en un caballo de batalla. Ucrania Biden llegará a la carrera electoral bajo la sombra de la guerra si antes Vladímir Putin y Volodímir Zelenski no llegan a un acuerdo de paz. Defensor a ultranza de Kiev, está convencido de que si pierde las elecciones los republicanos reducirán la ayuda al país invadido drásticamente. Armas No ha cumplido una de sus principales promesas, erradicar la violencia causada por las armas de fuego, pero ha logrado tímidos avances: algunos Estados han aumentado las restricciones y él mismo firmó en marzo una orden que refuerza el control de la venta. Minorías Los afroamericanos creen que no ha cumplido las promesas surgidas al calor del Black Lives Matter y que tampoco se ha avanzado en los abusos de poder a este colectivo y los episodios de brutalidad policial.
Bajo el lema ‘Hay que terminar el trabajo’, el presidente Joe Biden anunció esta semana su campaña de reelección en 2024 para dirigir Estados Unidos en un segundo mandato. Su argumento: la democracia está todavía «profundamente amenazada» en el país. Con el mandatario oficialmente en la contienda, todo apunta a día de hoy a una reedición del enfrentamiento con el expresidente Donald Trump que tuvo lugar en 2020. El anuncio se hizo a través de un video por televisión que comienza con las impactantes imágenes del asalto al Capitolio por parte de una masa de partidarios de Trump el 6 de enero de 2021. El relato pasa después a exponer los intentos del extremismo republicano contra las libertades fundamentales del país: recortes en el Seguro Social (la pensión de jubilación); menos impuestos para los muy ricos; la restricción del derecho de las mujeres al aborto; la prohibición de libros y de los derechos gays, así como las limitaciones al voto de las minorías. Noticia Relacionada estandar Si Biden no se atreve ni a pronunciar su edad Mercedes Gallego El octogenario presidente se plantea una campaña silenciosa con pocos mítines en la que su segunda y posible sucesora recorra el país El presidente acaba el relato con la siguiente declaración: «Cuando me presenté para presidente hace cuatro años, dije que estábamos en una batalla por el alma del país. Y todavía lo estamos». Aunque resulte fácil obviarlo, el gran logro de Biden ha sido probablemente el de reestablecer la normalidad en el Gobierno y la vida civil en general. El extremismo antidemocrático aún es un fenómeno rampante en el país -resultado de cuatro años de descenso en el caos y la agitación del anterior inquilino de la Casa Blanca-, pero en la vida diaria se nota un alivio del nivel de ansiedad. Con todo, los números de popularidad de Biden no son particularmente destacables. El presidente mantiene un índice de desaprobación alto (53,3%), y el nivel de aprobación está nueve puntos por debajo (42,5%) y continúa siendo moderado. Y aunque ha mejorado algo desde finales de julio, el desafecto de los ciudadanos resulta similar al de otros presidentes que no lograron ser reelegidos. A la Administración le gusta invocar su historial de creación de empleo -doce millones de puestos-, la reducción del paro a niveles históricos, la confirmación de la primera jueza afroamericana a la Corte Suprema, Ketanji Brown Jackson, y el récord de suscripciones al seguro médico federal subsidiado del Obama Care. Aunque menos visibles y a pesar de sus limitaciones, leyes sobre la protección federal del matrimonio gay, de seguridad sobre las armas o de reducción de los precios de los medicamentos para los ancianos -caso de la insulina-, que se había incrementado en exceso obligando a muchos a buscar suministros en Canadá, han supuesto un considerable avance con un impacto real en la vida de la población estadounidense. La inflación sigue Pese a su envergadura, el Plan de Rescate no es uno de los mensajes elegidos por los demócratas Proyectos petrolíferos Algunos de sus acuerdos desilusionan al electorado joven y le desacreditan como el presidente «del cambio climático» ¿Primarias? Los sondeos destacan que es el único aspirante con capacidad de ganar Condicionado por su frágil mayoría en el Congreso, el Gobierno ha logrado en solo dos años pasar tres importantes proyectos legislativos de considerables consecuencias: la Ley de Reducción de la Inflación centrada en el impulso de la energía limpia; la Ley de Inversión en Infraestructura y Empleos, con importantes proyectos de renovación de obra pública; y la Ley CHIPS, que impulsa la fabricación de alta tecnología. Pero la ley de la que no se habla suficientemente es el Plan de Rescate de 2.000 millones de marzo de 2021. Una legislación de tono rooseveliano, que probablemente sea el momento liberal más ambicioso de Biden, dirigido a sacar al país de la catástrofe económica y de salud causada por la pandemia. No lo bastante publicitada, esta ley marcaba la expansión radical de los programas sociales, como el subsidio de desempleo o los créditos fiscales por hijos, además de canalizar cientos de miles de millones de dólares en subvenciones a los gobiernos estatales y locales para la financiación de proyectos por todo el país. Resulta significativo que a pesar de su envergadura y los resultados cosechados en estos años el Plan de Rescate no parece ser parte del mensaje público de los demócratas. La discreción obedece a los miedos de la Administración sobre la persistente inflación, consciente de la todavía precaria preeminencia legislativa que tiene en el Congreso. La importancia de convencer a las islas del Pacífico Sur El presidente de Estados Unidos llegará el 22 de mayo a Papúa Nueva Guinea para reunirse con los 18 líderes de las islas del Pacifico Sur en un foro al que asistirán además los primeros ministros de Australia y Nueva Zelanda. La ocasión será histórica, ya que es la primera vez en que un presidente estadounidense en activo visite el país en más de un siglo. La intención de Biden pasa por estrechar lazos diplomáticos y posiblemente económicos con las pequeñas naciones dispersas en esta región del océano, que han cobrado un inesperado valor en el choque entre EE UU y China. De hecho, la Casa Blanca quiere atraerse a estas islas que, si bien antes ocupaban un espacio diplomático, marginal, ahora han cobrado un alto protagonismo estratégico para las dos potencias en el control del Pacífico. Por otra parte, Biden ha defraudado en su política de inmigración. Las recientes subastas de aguas federales a la industria de extracción en el Golfo de México, así como la aprobación de un proyecto petrolífero en Alaska, han desilusionado además al electorado joven y le desacreditan considerablemente como el presidente «del cambio climático» que pretende ser. La cuestión generacional En política exterior, el líder demócrata y su equipo han aportado una renovada seriedad en el campo internacional, del que EE UU estuvo ausente en la era Trump. En solo dos años en el cargo, Biden ha dirigido una de las fases de cambio en el reordenamiento mundial más intensa de las últimas décadas. A pesar de errores como la desastrosa salida de Afganistán en 2021 o la falta de acuerdos de expansión comercial, su Administración ha ampliado nuevas alianzas -la militar AUKUS, con Australia y el Reino Unido- y consolidado las viejas, además de reincorporar al país a los esfuerzos globales sobre política climática y otros temas de cooperación. Gran parte de este esfuerzo ha estado dirigido hacia Ucrania. Biden se ha concentrado en lograr que Washington lidere el frente masivo para frenar a Rusia en la guerra más aterradora de Europa desde 1945, así como a consolidar un bloque de alianzas para contener el creciente dominio comercial de China y su agresividad militar en el Indo-Pacífico. Pero todo tiene sus riesgos. Aunque mantiene canales de comunicación con el Kremlin para enviar advertencias sobre las repercusiones de un posible uso de armas nucleares tácticas, la relación entre Estados Unidos y Rusia es, por lo demás, inestable e impredecible. Noticia Relacionada estandar Si Biden dará a Trump la oportunidad de una revancha Mercedes Gallego La nieta del sindicalista César Chávez dirigiría la campaña de reelección mientras dimite la principal asesora de interior, Susan Rice La avanzada edad de Biden, que a sus 80 años es ya el presidente de más edad en la historia del país, produce cierta incertidumbre dentro y fuera del partido. Si es reelegido tendrá 86 años al final de su segundo mandato, casi nueve años más que Ronald Reagan cuando dejó la Casa Blanca en 1989. Tras presentarse en su primera candidatura como un ‘presidente puente’ a otra generación, muchos demócratas esperaban que Biden cedería a un candidato más joven en esta ocasión. Pero a pesar de una vitalidad limitada, Biden siempre ha mantenido que volvería a postularse. La falta de otro candidato demócrata con capacidad de ganar una elección nacional le convierten en la única opción viable. No obstante, y pese a la tradición de no desafiar a compañeros de partido ya en el cargo, dos demócratas han anunciado su apuesta a la presidencia: Robert F. Kennedy Jr., hijo del icónico senador asesinado, y estos días imbuido en el mundo de la conspiración de los antivacunas; y Marianne Williamson, la autora de libros de autoayuda cuya campaña de 2020 fracasó antes de que se emitieran los primeros votos. Ninguno sobrevivirá a los primeros meses de campaña. Un mandato muy agitado Evacuación de Kabul. | Los asaltantes toman los pasillos del Capitolio. | Zelenski, con Biden. AFP y EFE Afganistán Posiblemente, el mayor lastre de Joe Biden en política internacional lleve el nombre de Afganistán. La súbita retirada de las tropas estadounidenses en agosto de 2021 facilitó su reconquista por los talibanes, que alcanzaron en días Kabul y tomaron el control del país. Las imágenes de los aviones de rescate internacionales despegando en una caótica evacuación fueron demoledoras para el presidente. Capitolio Nunca un presidente de EE UU en la historia contemporánea se ha enfrentado a una convulsión como la del 6 de enero de 2021 cuando una turba extremista asaltó el Capitolio para protestar por la derrota de Donald Trump. Biden ha debido realizar un fino equilibrio para reducir la resaca de aquellos hechos traumáticos en la conciencia de EE UU. Ha rebajado la tensión social al tiempo que alentado las investigaciones sobre la rebelión. Su idea de que la democracia todavía «está en peligro» le motiva para volver a competir contra el magnate republicano. Covid. Otro reto ha sido tratar de mitigar la crisis económica de la pandemia, que sigue vigente, y acelerar las campañas sanitarias en favor de la mascarilla o la vacunación que los republicanos convirtieron en un caballo de batalla. Ucrania Biden llegará a la carrera electoral bajo la sombra de la guerra si antes Vladímir Putin y Volodímir Zelenski no llegan a un acuerdo de paz. Defensor a ultranza de Kiev, está convencido de que si pierde las elecciones los republicanos reducirán la ayuda al país invadido drásticamente. Armas No ha cumplido una de sus principales promesas, erradicar la violencia causada por las armas de fuego, pero ha logrado tímidos avances: algunos Estados han aumentado las restricciones y él mismo firmó en marzo una orden que refuerza el control de la venta. Minorías Los afroamericanos creen que no ha cumplido las promesas surgidas al calor del Black Lives Matter y que tampoco se ha avanzado en los abusos de poder a este colectivo y los episodios de brutalidad policial.